Historias de vivas

ESPACIOS PARA COMPARTIR EXPERIENCIAS DE LIBERTAD Y PLENITUD.
Encuentros terapéuticos para identificar, compartir, aprender, sanar desde el conocimiento de la realidad y la visión de una sociedad con familias y personas más libres, justas, respetuosas, igualitarias, felices, plenas y en paz.

¿Por qué son importantes?

Porque el grupo se erige como el instrumento que potencia el cambio deseado. Es tan eficaz porque las personas sienten que no están solas con su situación, se rompe el aislamiento al que muchas se habían sometido. Por otra parte, la posibilidad de compartir sus emociones, vivencias y pensamientos sin miedo a la crítica fomenta un elevado nivel de cohesión grupal que conduce a cambios más estables a lo largo del tiempo.

¿Cuáles son los beneficios?

1. Ofrece una red de apoyo. Se interesan por los problemas de cada una y son capaces de ofrecer consejos, apoyo emocional, información útil. Y, se identifican las mujeres que debieran acudir a una terapia personalizada o que están en situación de riesgo.

2. Potencia el autoconocimiento a través de la comunicación.
Las personas en situación de violencia sueles vivir socialmente aisladas y se exponen a una serie muy limitada de estímulos y de experiencias; por lo que tienen menos posibilidades de conocerse a sí mismas y adquirir las herramientas necesarias para salir de la situación de violencia.

3. Permite adoptar distintos puntos de vista y romper con creencias que perpetúan la violencia. Entrar en contacto con las opiniones y vivencias de las demás permite transformar sus esquemas y descartar creencias disfuncionales a las que se habían estado aferrando y que sólo les generaban malestar.

4. Aporta referentes. En Historias de Vivas se ve el ejemplo de otras mujeres que han pasado o están pasando por una situación similar. La posibilidad de explicar el componente más vivencial y subjetivo de los problemas que han llevado a las personas a acudir a estos encuentros hace se encuentren paralelismos y darse cuenta de que no se está sola. ¡No estás sola!

5. Aporta múltiples fuentes de motivación para salir. En cada una de las sesiones se cuenta con especialistas en violencia por lo que se va realizando un seguimiento de las experiencias de quienes acuden regularmente. Así las participantes tienen más incentivos para progresar adecuadamente tanto para servir de ejemplo para los demás como para no desmotivar al resto. Además, el hecho de ver cómo el resto de las mujeres van superando poco a poco su situación muestra que es posible ser libre y feliz.

6. Hace posible un proceso más gradual al exponer las propias vulnerabilidades. En Historia de vivas se respetan los ritmos de cada persona. Así, es posible no hablar durante los primeros encuentros, a la espera de ganar la confianza suficiente como para exponer las propias vulnerabilidades.

7. Permite trabajar las habilidades sociales. Las participantes tienen la oportunidad de desarrollar sus habilidades sociales en situaciones variadas, ya que deben ajustarse a distintas clases de interacciones dependiendo de la actividad propuesta; porque, cada encuentro puede abordarse de manera diferente.

8. Permite aprender a transmitir en su propio entorno. En cada encuentro de Historias de vivas se realiza un aprendizaje en tiempo real acerca de aptitudes vinculadas a la escucha activa, a la devolución de retroalimentación constructiva tras escuchar a alguien, a la organización de ideas y pensamientos para expresarlos de manera comprensible para el resto, etc. Y este aprendizaje se transmite, después, en el entorno de cada mujer: en su familia.

¿Hay alguna terapia individual?

Las mujeres que lo decidan pueden iniciar un proceso terapéutico individual que, en ocasiones, necesita ser subvencionado.

Esto se logra con aportaciones de terceros (“Donando alas”) o con los fondos de la Fundación destinado a estos fines.